lunes, 15 de abril de 2013

¿Quién va a organizar todo esto?

¿Quién va a organizar todo esto? Nos preguntamos algunos. Con todo esto, por supuesto, nos referimos a los datos, la información, lo que escribo en este blog o lo busco en la red. Según el vídeo de Michael Wesch, profesor de la Universidad de Kansas, EE.UU, la respuesta a la anterior pregunta es: nosotros. ¿Pero quiénes somos nosotros? ¿Internet? ¿La Web? ¿Cualquiera? Vamos a intentar dar algunas respuestas en las siguientes líneas.




Para el profesor Michael Wesch, entre las ventajas del texto digital se encuentra la de ser móvil. Ser más flexible y dinámico que el texto clásico impreso en papel; pero, sobre todo, si hemos de destacar una de sus características sobresalientes esta sería la de ser hiper. Es decir, tener la posibilidad, desde un texto concreto, de enlazar casi con cualquier otra parte de la Web. Cabría preguntarnos también, si esta característica del texto digital y su posibilidad de enlazar con todo tiene alguna desventaja.  En mi opinión sí: la desventaja de la distracción ("la multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan" según comentaba el pensador Nicolas Carr en una entrevista al hilo de la publicación de su libro Superficiales) y, a menudo, la de la infoxicación.

Sin embargo, no cabe duda de que ante este inconveniente hay otro de signo contrario que constituye uno de las grandes puntos a favor del texto digital, y es el que permite que formato y contenido puedan estar separados (el XML, un lenguaje de marcado, fue diseñado precisamente para esto). De este modo, los datos pueden ser exportados, manipulados y compartidos fuera de las obligaciones del formato ya que sólo se describe el contenido. Pero ¿quién organizará todos estos datos? Nosotros lo haremos, es la respuesta que nos da Michael Wech en su vídeo. "Cuando ponemos una etiqueta en Flickr, en realidad estamos enseñando a la máquina a dar nombres a las imágenes, o en el sentido más estricto, a indizar, en la terminología de la Web Social, a taggear" (Hernández & Rodriguez, 2013). ¿Tiene entonces sentido la figura de los profesionales de la Información y la Documentación? ¿Ese nosotros, nos perjudica o nos beneficia? ¿Lo dejamos todo en manos de los usuarios (marcado, etiquetado, metadatos...)? Lejos de toda esa corriente de opinión (desinformada) que piensa que como la información está al alcance de cualquiera no son necesarios los intermediarios, llámense bibliotecarios o documentalistas, creo que ahora más que nunca se hace necesaria una figura profesional que sea capaz de ayudarnos a encontrar, de una forma clara y contrastada, aquella información que realmente deseamos.  Los usuarios crearan, compartirán y gestionaran información, en unos casos de forma correcta y en otros no tanto. Lo que está claro es que ello no tiene porqué desvirtuar o dejar fuera de juego a la figura de los bibliotecarios o documentalistas. 

Y todo esto, claro está, con la ayuda de la Web 2.0. o la Web Social. 

El término Web Social va a comprender aquellos sitios web que facilitan el compartir información, la interoperabilidad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en la World Wide Web (Wikipedia, 2013). Para Jose Antonio Merlo hay diez principios que definen la Web Social:
  1. El navegador como herramienta. 
  2. La cooperación como método. 
  3. La interoperabilidad como fundamento. 
  4. La sencillez como pauta. 
  5. El etiquetado como sistema. 
  6. La participación como principio. 
  7. La variedad como realización. 
  8. La personalización como posibilidad. 
  9. La experiencia como norma. 
  10. El desinterés como base. 
A la pregunta que se nos plantea sobre si estamos o no de acuerdo con dicho decálogo, diríamos que de sí, pero no en todo. A mi juicio, el desinterés como base ligado al carácter social de la nueva Web, que incluye como elemento definitorio la búsqueda del bien común, no tiene porqué ir unido a una ausencia de intención mercantil. Todos conocemos más de un blog que comenzó sin ninguna pretensión económica y del que ahora viven sus creadores. Quizá el fin de dichos blog como base no fuera mercantil, y a eso se refiera Merlo cuando habla de desinterés como base. En todo caso pienso que no podemos tratar como sinónimos "carácter social o tecnologías abiertas" y "ausencia de intención mercantil".


José Antonio Merlo Vega






4 comentarios:

  1. Ciertamente, "free" no es igual a "gratis". O, si algo es "gratis" es muchas veces porque alguien lo financia (o se encuentra otra vía de financiación).

    En cuanto a las menciones: te faltaría indicar al pie de tu texto a qué obra te refieres cuando citas a "(Hernandez & Rodríguez, 2013") ;-) (¿somos los profesores? No es por eso, en serio.) Y hay una pregunta implícita: a la velocidad a la que se generan ahora contenidos, ¿hemos de estar los documentalistas más preocupados por describir contenidos, por seleccionar contenidos, por archivar contenidos (qué si no es Europeana, o la Digital Library que han puesto en marcha los norteamericanos, aunque no sean las primeras iniciativas al respecto), o por crear métodos de descripción que puedan ser usados de forma automática? ¿O por ninguna de esas opciones?

    Más aún, ¿cómo podemos archivar los contenidos generados en Twitter? ¿Cómo, si es preciso, los podremos recuperar en el futuro? ¿Necesitamos realmente recuperarlos? Preguntas, preguntas, preguntas...

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    1. David, gracias por tus comentarios, y tus múltiples preguntas que me hacen seguir buscando respuestas...

      En cuanto a la primera: Hernandez & Rodrígues, 2013, sois los profesores, claro. Sucede que no sabía cómo ponerlo o cómo decir que me refería a vuestros apuntes del tema 1.

      Por otro lado, pienso que los documentalistas debiéramos estar más interesados en crear métodos de descripción que puedan ser usados de forma automática que en la descripción, selección o archivo de contenidos; pero me gustaría fundamentar un poco más mis respuestas, por lo que seguiré investigando.

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  2. Hola Aarón coincido con las ideas que expones en tu entrada, especialmente cuando afirmas que el trabajo de los usuarios en la Web no tiene por qué sustituir la labor de los documentalistas. Una de las cosas que más me molesta de las predicciones futuristas o de las películas como Yo Robot es justamente eso la afirmación de que Internet terminará con la vida y uso de las bibliotecas. Como toda profesión hay que renovarse o morir y yo creo que en este caso la biblioteconomía está sabiendo renovarse al abordar los temas de la Web Semántica o de la arquitectura de la información por ejemplo. Por otro lado somos los especialistas en la circulación de la información en red y las bibliotecas virtuales y digitales cada vez tienen mayor importancia para la investigación y ahí es donde realmente se encuentra nuestra llave para el futuro.

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    1. Gracias Ángel por tus comentarios. Yo lo que creo es que se acaba con uso tradicional de la bibliotecas (más presencial físicamente) y que Internet no viene a cerrar nada, sino que abre nuevas posibilidades de comunicación y acceso a los usuarios, independientemente de su ubicación u horario. Y todo ello sin olvidar que Internet tan sólo es una herramienta, y que lo importante son las personas que hay tras ella.

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